Todas + todas = todos
Auto - Trazos de Marcia Salas
María E. Guardia Yglesias
Comisaria
“Mi figura
parte del paisaje citadino,
volúmenes
tortuosos, tentaciones de Rubens,
atención
de ojos que bailotean mis
caderas.”
(Pecados virtuales, sfch.)
El autorretrato es una
manera de dejar una huella, una constancia de la existencia, es una forma de
revelarse, es testimoniar y
contar cómo y qué somos.
En la Edad
Media, los artistas no firmaban sus obras, pero
muy a menudo se pintaban a sí mismos
dentro de la escena. A su vez, en el
Renacimiento, una de las
costumbres consistía en que el artista se incluyera dentro de un gran cuadro o
firmara sus obras y, para reforzar su autoría como un derecho, se incluía en la
escena también. De manera contundente, Marcia Salas también se introduce en
escena de cuerpo entero y, además, haciendo una copia al carbón, se retrata
doble. Es, se podría decir, una imagen espejo, pero, al contrario de ésta, la
imagen no se refleja adelante, sino que se superpone detrás de la otra.
En
un sustrato casi transparente, la artista realiza lo que llama mono-tipias al trazo, generalmente con materiales diversos, da
color, pega o estampa. En estas obras, Marcia Salas aparece revestida de sus atributos físicos
característicos que ella además se divierte en resaltar. Su
físico, con volumen o sobrepeso, lo asume
como algo natural, es su naturaleza, no reniega de ella y con ironía se
mofa cuando escribe: “! Gordita linda! ¡rica
de mi alma! Me gritan.” (en el poema Virtud de pecar). ¿ Será que seré
una mujer de extremos/ y me resisto
al médium?/ (en Pecados
virtuales)
En obras como las de esta exposición, podemos percibir la
madurez técnica y artística de esta
costarricense, quién hizo estudios
de pintura y grabado en la Universidad de Costa Rica y, además de haber
realizado dieciocho exposiciones individuales y numerosas colectivas tanto a
nivel nacional como internacional, ha sido nueve veces galardonada por sus obras.
Aunque Marcia no utiliza la luz para capturar la
imagen como lo hace la fotografía, sí podemos afirmar que en sus monotipias, sobretodo
en las chicas grandes -como ella
llama a las de gran formato -, la luz es esencial para crear la transparencia
y, como en los antiguos patrones de vestido, pinta y repinta sobre el pelón para
que quede marcado al revés, que a su vez, se convierte en derecho, creando una
obra muy sui-generis. En
algunas, la luz se filtra a través del material traslúcido, formando un fuerte
contraste con las zonas de sombra.
Las bellas
damas de Marcia no representan damas de la nobleza, cortesanas o heroínas de
la mitología. Más bien, sus figuras testimonian o celebran la belleza más allá
de las formas y medidas establecidas por la sociedad. Todas las chicas grandes, tienen identidad, son
Marcia Salas y, de alguna forma, son Afrodita. Y, parodiando a una escritora
conocida, creo que la artista no puede separar el erotismo de la comida y,
pretende seguir disfrutando de ambos mientras las fuerzas y el buen humor lo
permitan.
Incursiona en la poesía, se deleita, se
cuestiona también, pero sabe que su mundo es la pintura: “Frente al teclado
enfrento la soledad de la palabra, ¿que le diré? /Mi monitor se queja, bosteza,
ríe. /Mis dedos pintores digitan con torpeza esto.”, y concluye: “Porque no hay nada que hacer,/ por que
sabemos que después de esto,/ seguiré pintando”. (en Destino)
“Cuando
sea vieja seré la excéntrica de la casa./Seré artista aun no vencida por los
años,/la primera que se entusiasma por el alba, y da/ la bienvenida al a la
noche, y en su transcurso /daré luz a nuevas obras, que engrosaran/ carpetas,
curiosidad entre coleccionistas y/ amigos.” (en Futuro perfecto).
En esa poesía nos revela también, cómo
la rebeldía se ha apoderado de ella desde siempre: “De mí se esperó algo que
aun no soy…/Se esperó que fuera hombre/y fui mujer…//Entonces de nuevo se
esperó…/Y aun no ordenada, ni sumisa.//Y el siempre sí,/con un considerable no”.
(en la poesía Ni).
Pero, además se descubre apasionada
amante: “Volvería,/ a
tatuar tus brazos de hojas de olivo./ A imprimir cien veces la forma de tus besos. / A delinear en mi mente nuestros últimos
sueños.// (en Locura plástica).
Hace mucho, la relación entre Marcia
Salas y el arte bidimensional entró en una nueva fase: su trabajo como artista
la hace sentirse libre y poder disfrutar de cerca a los que ama: Chiquita y a Minor, asi como lo que ama: el lápiz, el pincel, el rodillo y la
buena cuchara en la cocina. Pinta, repinta, traza y, como ella misma dice, sus
ropas y su piel se visten de muchos colores, como la primavera.
Estos auto – trazos, evidencian que Marcia es consciente de la
importancia de la locura de crear, de lo bello de la existencia y de hacerlo conscientemente,
y así disfrutar de los suyos, de la maternidad, de la sensualidad, de lo que la
rodea, y, sobretodo, de poder reírse de sí misma, y de la aventura que es
vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario